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sábado, 29 de mayo de 2010

"Pantallas vemos, sociedades no sabemos- sobre temporalidades progresivamente apantalladas y cibercultur@" Jorge Gonzales

Este artículo aborda de manera provisional una relación específica entre un
dispositivo tecnológico contemporáneo — la pantalla — y su vínculo con la
manera en que nos relacionamos con el mundo mediante el ejercicio de facultades
elementalmente humanas que conforman, junto con otras posibles, la
dimensión simbólica de la existencia y devenir de nuestra especie. Además
coloca algunas cuestiones sobre la eficacia relativa de la tecnología, entendida
como un vector y no sólo como un dispositivo, sobre tres dimensiones centrales
e interconectadas de la vida humana: la información, la comunicación y el
conocimiento, llamadas acá de cibercultur@.
La relación entre tecnología y sociedad es una de las constantes
del desarrollo de la especie humana. Aquello que nos distingue
de otras sociedades de mamíferos superiores no son ni el uso de
instrumentos ni el uso de lenguajes.
Apantallamientos: Las pantallas se han vuelto casi omnipresentes en nuestra sociedad, la capacidad de las pantallas para atrapar el biotiempo es
asombrosa. Lo mismo en los teléfonos celulares que en las cámaras
digitales, computadoras, etc.
Es apabullante la presencia de las pantallas, pequeñas o enormes, funcionales
o narcisistas, controladoras o placenteras: el tipo de visibilización de las relaciones sociales que esos dispositivos realizan en la vida social, no tiene ningún parangón en la historia.
La televisión con sus pantallas incrustadas en el hogar aparece
como la mediación más importante en el establecimiento de
una dieta cultural, tanto informativa como emocional, de nuestras
poblaciones.

información, comunicación y conocimiento

Desde el punto de vista de la investigación y desarrollo de
cibercultur@, toda tecnología de información y de
comunicación es al mismo tiempo una tecnología de conocimiento.

La relación compleja entre la información y la comunicación con el conocimiento,
dichos dispositivos potenciados particularmente por las pantallas, se convierten y operan como verdaderas tecnologías de desconocimiento, es decir, tecnologías que desubican, desterritorializan, desorientan, desinforman, desconectan de los otros y su relación con la vivencia local.

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